Articulo:HIPHOP EN FRANCIA

ARMA DE DISTRACCIÓN MASIVA
Durante el pasado invierno pudieron seguir a través de los medios de comunicación las revueltas que se suceden todos los días en los barrios marginales de toda Francia. Una situación que está llegando a ser insostenible para el gobierno de Jacques Chirac, que ha visto como los distrubios han afectado a 300 ciudades, ocasionando más de 9000 incidentes con vehículos, casi 3000 detenidos, 126 heridos y una víctima mortal. Desgraciadamente, el problema de fondo está siendo ignorado por la mayor parte de la prensa francesa, conviertiendolo en el gran suceso del año para la prensa amarillísta, donde la falta de unión familiar, que ha traido consigo la religión musulmana, y la americanización de los jóvenes, provocada por el hip hop, está desplazando los valores republicanos que constituyen el estado francés. ¿Hasta que punto es cierto todo esto?
EL FIN DEL SISTEMA DE INTEGRACIÓN FRANCÉS
El sistema de integración francés, del que tan orgullosos se sentían los políticos del país galo, ha caído como si fuera una débil baraja de naipes. El hacinamiento de los inmigrantes en barrios marginales, que dieron lugar a los guetos, ha resultado la causa de que los jóvenes se hayan levantado, en actitud sesentayochista, contra quienes les niegan un futuro. Nicolas Sarkozy, Ministro del Interior, en una magnífica actuación política, que seguramente le coloque en una situación privilegiada para presidir el UMP en las elecciones de 2007 -2 de cada 3 franceses aprueba su gestión-, desvió la atención del problema hacia la delincuencia callejera, despreciando con palabras como escoria o basura social –que encendieron aún más si cabe la ira de sus protagonistas- sus verdaderas pretensiones. Esta vez no se trataba de una simple y absurda revuelta juvenil, en realidad sólo pedían un poco de atención a sus problemas.
Pero no ha sido la cultura árabe ni la poligamia ni la fracturación familiar, como Sarkozy ha llegado a decir en alguno de sus discursos. El juego de la seguridad y la crispación, han sido las pautas a seguir del discurso político francés, de izquierda o derecha, para arrastrar un puñado de votos, de cara a las próximas elecciones, en una época árida y problemática. La idea de que el Islam representa una amenaza para la paz social, y el temor que genera, puede ser un instrumento muy útil para hacer y deshacer en la política.
Una de las claves de la, ahora decaída, política de integración de la república francesa es el laicismo. Discurso que ha cumplido este año su centenario, pero que no ha sido suficiente para crear una sociedad que ofreciera igualdad de oportunidades. El laicismo supuso la separación definitiva entre el Estado y la Iglesia, y quiso dar la oportunidad a los ciudadanos de establecerse sin tener en cuenta su religión, cultura o étnia. Sin embargo, cuando el fenómeno migratorio llegó a Francia, las autoridades locales distribuyeron a los nuevos conciudadanos en bloques construidos cerca de las grandes urbes, dejándoles a su suerte, sin tener en cuenta el problema de la creación de guetos. Hoy en día estos franceses, hijos de inmigrantes, no participan en el desarrollo de las actividades estatales, y el número de funcionarios negros y musulmanes es mínimo –sólo en Marsella su participación como funcionarios es un porcentaje aceptable, y allí curiosamente no ha habido altercados. La exclusión social a la que se han visto sometidas estas minorías en casi toda Francia, y su poca participación dentro de la sociedad francesa, ha resultado motor de estos altercados. En este sentido el único temor que se puede ver en estos hechos, que por otra parte son ilegítimos pero comprensivos, no juega a favor del Islamismo integrista ni en la inexistente americanización de los jóvenes, sino que está presente en la nueva generación de ciudadanos franceses que han crecido en una situación marginal, y cuya comunidad está formada casi en su totalidad por negros y musulmanes, que no se creen poseedores de su futuro. Este es, sin duda, uno de los grandes problemas que ahora debe resolverse con una política creativa en materia social, que permita la igualdad de oportunidades para todos.
EL HIP HOP COMO CABEZA DE TURCO
Uno de los intentos más llamativos de desviar la atención ha sido la de señalar al Hip Hop y su supuesto tono americanizante, como el instigador de las revueltas y las quemas de coches, por tener contenidos explícitos en sus letras que alientan este tipo de actos. No sabemos muy bien si esto es algo que ha empezado el Gobierno francés y que luego se han dedicado a subrayar lo medios, o ha sido idea original de éstos últimos, pero desde luego no ha habido medio que no le haya dedicado sus páginas al Hip Hop francés y a sus letras.
Desde el rapero entrevistado por El País, hasta las declaraciones y letras sacadas de contexto por todos los medios han servido para que pongamos la vista lejos del problema, y cuando alguien señala al cielo, el tonto mira al dedo.
Es muy divertido sacar a Chirac rapeando en los guiñoles sobre instrumentales del Dr. Dre y resulta apasionante aquello de examinar las letras buscando sentidos metafóricos y masones, propias del crimen organizado, como si ahora los raperos y sus letras tuvieran el poder de cambiar el mundo o de mover a la masa como se supone que lo están haciendo. Todo esto le viene de perlas a la extrema derecha francesa, que gana más adeptos con cada revuelta, ya que los votantes los ven como únicos capaces de recuperar la seguridad en las calles. A lo que nadie parece atreverse todavía es a descontextualizar los discursos homófonos de Le Pen que son muchísimo más polémicos que las letras de los raperos…
Es algo inconcebible lo que está ocurriendo con en la prensa y este asunto. Una cosa es que las letras del rap galo digan lo que ningún francés quiere oír, o que auguren que los guetos son muy mala inversión a largo plazo, y otra muy distinta que nos intenten convencer de que podemos alterar la dirección del ciclo que supone el observar la realidad y transmitirla, por la de rapear para alterar el orden público, ¿o es que acaso hemos sufrido en España quemas de coches tras la revuelta de los x´isianos de Frank-T?
Esta semana podemos ver un lamentable reportaje en la prestigiosa revista semanal La Clave (de la opinión pública) en la que intentan de algún modo explicar a toda España en qué consiste esa pose que todo raper ostenta. Intercalando declaraciones de emeces como Chojin, Juan Sólo, Zatu, o Kase-o con absurdas florituras que no llegan a ninguna parte, sin comentar ya la foto de Juan Sólo en la que se parece demasiado a Griffi.
Espero que la prensa generalista no sea tan ignorante en el resto de los temas que trata porque de verdad que cada vez que pretenden hacer algo relacionado con el Hip Hop uno no sabe si reír o llorar. Un poco de investigación no estaría de más, aunque supongo que siempre es más cómodo llenar páginas de tonterías (que encima no tienen nada de verídicas y que en general resultan inútiles para el lector) que preocuparse de mostrar la verdad sobre un asunto tan serio como éste.
Es muy fácil desfigurar esta pose tan característica de la música rap para que todos nos leamos las páginas llegas de letras agresivas y dejemos de pensar en el problema de base, que no deja de ser en ningún momento la integración de esas generaciones de franceses de segunda clase.
Gustavo Bravo y Fernando Martín (hhzpain.net)
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