AGUA PIXELADA

martes, mayo 02, 2006

Articulo: Madres Contra la Droga


OTRA PÁGINA ESCRITA Y ARRANCADA

Si os fijáis, en las paredes de los vagones del metro, al lado de los cristales rayados, podréis ver una pegatina con el principio de alguna novela, o de algún poema, cuyas líneas van disminuyendo de tamaño y que intenta de algún modo conseguir que te intereses por saber qué pasa después de todo eso que has leído, y luego busques ese escrito.

Vais a permitirme que baje la música y que me ponga serio para hablaros de una página que me encontré, y que hizo que buscase cómo seguía la historia.

En este caso no es la hoja de ninguna novela, sino la de un librillo que circulaba en el concierto que se celebró en la Cubierta de Leganés (Madrid) el pasado 13 de enero. Muchos pensaban (incluido un servidor) que era algo en contra del consumo de drogas porque en la cabeza del cartel se leía “Madres contra la Droga presentan:” seguida de toda la lista de grupos que participaron en el evento. Pero realmente la razón, el fin, por el que se había convocado todo aquello se aclaraba más abajo: “Para que todos los niños sean libres”.

Si te quedaste fuera de la plaza cubierta, es lógico que no pudieras oír lo que se estaba denunciando en su interior, y muy posible también, que no comprendas del todo lo que estas madres quieren promover. Pero para eso estamos, para contártelo y aclarártelo.

Madres contra la droga es el nombre de una asociación que lleva mucho tiempo luchando por sus ideales, formada por mujeres que han escrito en mayúsculas por las paredes de sus casas aquello del piensa de forma global y actúa localmente.

Su relación con la música rap comenzó de la mano de Rubén Cuevas (RdeRumba) hará cuatro años, cuando las madres le acogieron en su “casa” mientras él realizaba una serie de asuntos en la capital. Fue entonces cuando comenzó una gran amistad que durará hasta hoy, y que les ha unido por una misma causa en el concierto de la Cubierta de Leganés.

Pero éste no era el primer evento que organizaban las madres, ya dieron anteriormente otro en la plaza de toros de Pontevedra, por la dignidad de las personas presas en ese caso, y que serviría de precedente para la multitud de eventos, manifestaciones, protestas, recogidas de firmas y demás acciones que han protagonizado estas particulares madres, o ya abuelitas, que despiden de sus ojos más fuerza y vitalidad que todos los jóvenes juntos.

Son las retinas que están de vuelta de todo, pero que no parecen conformarse con nada. Siempre quedará otra lucha mañana, mientras observan recelosas las líneas que os escribimos, pues no permitirán ser el objeto de cualquier publicidad sensacionalista que distorsione su labor, ni mucho menos ponga mayor volumen al eco que provoquen sus hazañas que la finalidad de éstas mismas. Porque lo importante no es lo conseguido, sino lo que queda por conseguir. Y así dieron el portazo a Madrid Directo y a El País, cuando lo que ellas quieren transmitir no coincide con la imagen editorial de turno. Éstas mujeres no hacen calceta mientras ven los programas del corazón, ni se hacen fotos en las puertas de los colegios con niños marginados. Luchan por cambiar el mundo sin que éste haya podido cambiar un ápice de ninguna de ellas, porque ellas no han llegado al barrio para transformarlo, ellas viven el barrio a diario, es la vida que les ha tocado vivir.

Sentados alrededor de una gran mesa, y sin dejar de prestar atención al terrible frío que hace, intentan explicarme lo que han intentado con este concierto, y por qué es importante que sean los niños los que sepan lo que ocurre. Porque quizá nuestros mayores ya no quieran escuchar…

Se convocó un concierto en el que colaboraron grupos de Hip Hop, música con la que se sienten muy identificadas, en el que pudieran entrar menores y tuviera una gran capacidad, pues se esperaba que llegaran chavales de todo el país, algunos incluso internos en centros de menores. En él se repartieron una serie de libretos que explicaban de forma simpática lo que se debe y no se debe hacer si eres un menor y consumes drogas, “porque es absurdo seguir negándonos que los chavales se droguen” me explican, “nosotras hemos enterrado a todos nuestros hijos por culpa de las drogas y contra ellas empezamos nuestra lucha, pero una vez que entras, y llegas hasta el fondo, ves las cosas de otro modo. Debemos ser relistas, prohibir las cosas nunca sirvió de nada”.

Con respecto al concierto, quisieran pedir disculpas a los asistentes por el retraso, que se produjo por la necesidad de última hora de un detector de metales, dada la gran afluencia al evento, la cual quizá, no se esperaba tan grande, y por el hecho de que no dejaran entrar ni comida ni bebida, decisión que en ningún momento fue responsabilidad de las Madres. Y agradecer por supuesto el apoyo incondicional de los grupos, ya que sin ellos nunca hubiera sido posible.

El eslogan que resumía el evento (Para que todos los niños sean libres) envolvía en sí mismo la protesta contra una ley del menor que vulnera los derechos humanos y los derechos del niño, convirtiendo los centros de menores en eufemismos para hablar de cárceles en miniatura, donde se les maltrata, se les prohíbe hablar su lengua materna, y se les aísla de manera indiscriminada, imposibilitando su reinserción en la sociedad. Porque lejos de solucionar los conflictos internos del menor, los preparan para ingresar directamente en las cárceles.

Ésta ley surgió de la demanda popular a raíz de distintos incidentes relacionados con menores, y que exigían que crímenes atroces provocados por niños pudieran equipararse judicialmente con delitos adultos, y de esa forma hacer una “justicia más justa”. Al parecer, ese doble rasero que caracteriza a la legislación provoca una sala de espejos en la que las leyes se distorsionan dependiendo de qué niño sea el que se juzgue, a razón de su raza, familia o nivel económico.

La mayoría de los niños que se encuentran en estas cárceles en miniatura se debe a temas relacionados con el consumo o el tráfico de drogas. Y por ello las madres lo tienen claro: “Empezamos luchando contra las drogas y hemos terminado luchando por la legalización de todas ellas. Porque es el único modo de regularlas, y sobre todo de sacarlas de la vida de los niños que viven en los barrios más pobres y que ven en ellas el único futuro para conseguir sobrevivir, en un país donde las cárceles aparentan tener mayor financiación que la educación, y donde el racismo y los prejuicios laborales hacen que el negocio de las drogas sea el camino más fácil para unos niños conflictivos y rechazados desde su llegada al mundo”.

¿Es acaso una cárcel la mejor solución para corregir a un niño inmerso en el mundo de las drogas? Una semana después del concierto la Ley del menor fue aprobada gracias al apoyo de todos los grupos parlamentarios a excepción de Esquerra Republiana.

Normalmente escribimos sobre las circunstancias que otras personas viven. Que nos llegan a través de páginas arrancadas, o por la curiosidad que mueve el mundo. Es duro cuando debes escribir unas líneas y te tiembla el pulso porque ya conoces el final de la historia. Es más duro aún cuando parece que no vayan a cambiar nada. Y parece inabarcable cuando en vez de escribirlas, día a día, eres esa persona a la que le toca vivirlas.

Gustavo Bravo